Este día será recordado como el peor sin duda alguna de todo el camino. Con un sol matador y sin agua unos 10 km, por falta de previsión, una comida lamentable en el camino a base de jamón york y barritas derretidas de Hero Muesly el resultado solo podía ser que Guti tras darle un espasmo de locura se pusiera a batear piñas con un palo él solo al grito de ¡iaiaaaaaa! con Juanvi y Muri atemorizados mientras comían su triste bocadillo. Durante la jornada Muri se distancia mientras Guti y Juanvi se arrastran. Durante el camino Guti y Juanvi observan una bolsa de frutos secos tirada, anécdota que más adelante será decisiva.
Sin agua empezábamos a agonizar y de repente giramos una curva y vemos a Muri con Pili y cia que nos salvan la vida con algo de agua de sus cantimploras. Y digo nos salvan la vida porque el cretino de Muri había tirado la bolsa de frutos secos y la cantimplora porque le «molestaban». Muri está vivo porque no teníamos fuerzas para matarle en ese momento. La parte final de la etapa transcurrió en una carretera mortal con una subida infernal y un asfalto ardiendo camino de Lugo. En ese momento apareció la crisis total de equipo.
Probablemente esta es la imagen más lamentable en la que se nos pudo ver, andando en fila de uno por la carretera con un sol infernal calentándonos de frente, las suelas de los zapatos consumiéndose lentamente en el asfalto y sin una gota de agua. Poco después Juanvi empezó a notar un dolor en la rodilla y se quedó por detrás del grupo en la parte final ya dentro de Lugo capital. La estampa de su llegada fue sin duda lamentable. Entró al bar de Mundicamino con un par de kilos convertidos en sudor en la camiseta(tampoco es que le hicieran mucha falta la verdad), se derrumbó en el suelo y se bebió 1,5 litros de agua fría sin respirar. Todavía se intenta buscar una explicación racional a como sobrevivió.
Llegamos al albergue en un último esfuerzo y la bienvenida al mismo consistió en una amenaza del encargado, avisándonos que su homónimo del anterior albergue en el que habíamos estado, se había quejado del estado en el que habíamos dejado el mismo. Nadie sabe que pasó pero cuando nos fuimos del mismo estaba impoluto. Con la frase “Las puertas del camino se os cerrarán la próxima vez” nos fuimos a buscar cama en el mismo. En la cena, Juanvi estaba bastante destrozado y a duras penas se comió unos pimientos de Padrón que le dieron algo de fuerza para proseguir «la tortura»(canción de Shakira que fuimos escuchando en el mp3 todo el camino, para mentalizarnos). Al acabar la cena Guti protagonizó otro momento de risa tonta, cogiendo una bota de la calle por el cordón y haciendola girar y girar en el aire mientras se reía solo al grito de ¡la bota de Juanvi!. Debo explicar que Juanvi llevaba unas botas de andar que se iban cayendo a trozos y prometió tirarlas al llegar a Madrid. Inolvidable escena sólo entendible dentro del contexto. Por la noche vimos de pasada a quienes fueron personajes protagonistas en los siguientes días:Bea, su hija Aida y dos sobrinas de Bea. Teníamos que decidir a donde ir ya que San Román de Retorta, la teórica siguiente parada según nuestra magnífica guía, no tenía en verdad albergue. Preguntando en el albergue a otros peregrinos por un posible destino donde haya albergue nos comentan algo de un pueblo llamado Friol. Uno de los dos pueblos se convertiría en nuestro siguiente destino.